La expresión creativa, fotografía y pintura.


 El arte, como enunciado, es una cualidad humana, pero es sólo un pequeño aspecto de la capacidad creativa de la naturaleza y una insignificancia con relación a la génesis universal.
 La creatividad engulle a la palabra arte, es mucho más poderosa y ambigua. Deriva de la palabra crear, la culpable de toda existencia.
 Sólo podemos hablar de lo que creemos conocer, y nuestros conocimientos frente a un todo no afectan en absoluto para poder mover en positivo el peso de la balanza de la gran ignorancia de la que somos poseedores.
 Sabiendo y reconociendo estas grandes limitaciones, además de ser más felices, seremos capaces de disfrutar de todas las experiencias que podamos realizar en vida.
 Por ello creo que no es tan importante tener un pleno conocimiento de las artes, y en este caso de la fotografía y pintura, para poder comenzar a comunicar, expresar, y disfrutar lo que sientas, lo que quieras transmitir. El mejor conocimiento nace de la necesidad de aprender y de conocer para la resolución de una duda cuando trabajamos en nuestra experiencia o experimento de "laboratorio de ideas". Almacenar conocimientos sin un "porqué" es como llenar un disco duro de archivos temporales.
 ¿Recuerdas tu primera amistad?¿la primera vez que disfrutaste de la nieve? o ¿tu primer beso? Aunque no fueran tus mejores experiencias fueron momentos únicos e inolvidables. Por ello la inocencia y la inexperiencia frente a lo desconocido, son de los factores más sorprendentes y emocionantes de nuestras primeras incursiones en cualquier aspecto vital y particular en el desarrollo de la creatividad de cualquier expresión comunicativa.
 Aquel hombre pintor de las cavernas, era portador de esa inocencia e inexperiencia frente a nuestros tiempos, fue el principio del gran desarrollo y evolución creativa de la que ha sido portadora la comunicación humana. Y me atrevería a afirmar que no se cuestionaban si aquellas pinturas rupestres eran arte o no, sino que su verdadero afán era describir sus experiencias a través de aquella bella simbología. Aunque cualquier documento histórico pasado por miles de años puede llegar a adquirir cierto carácter romántico y bello.
 Aunque la pintura y la fotografía tienen su propia identidad no se pueden concebir la una sin la otra, y están hermanadas en un fin común, la imagen. En ocasiones se apoyan la una a la otra para justificar su existencia y archivo (en el caso de la reproducción fotográfica de obras de arte) e incluso son base de inspiración para la reinterpretación fotográfica o pictórica ( ver Aaron Scharf "Arte y fotografía"). Y a veces se funden creando expresiones únicas, donde se conjugan el trazo y la luz.
Las une la luz, las formas, el color, las texturas...y pueden ser concebidas desde un punto de vista abstracto, simbólico o representacional. Son bidimensionales y sus bases compositivas son similares. Los elementos o recursos utilizados para la creación del lenguaje visual de ambas pueden ser los mismos (la profusión, la economía, la espontaneidad, la predictibilidad...)(ver La sintaxis de la imagen D.A.DONDIS )
 Para mí fue la propia evolución de ambas la que marcó, por intereses propios, la diferencia y que por fin pudieran despegarse para poder desarrollarse de forma independiente.
 Al hacer el recorrido por la historia del arte y al considerar como las primeras manifestaciones artísticas los dibujos de búfalos, renos y mamuts que el hombre prehistórico representaba en las paredes de las cavernas, vemos que la tendencia que siempre prevaleció fue la de dibujar de la manera más parecida a la realidad. 
 Una tendencia histórica instaurada fuertemente que, por distintos motivos, en el siglo XIX cambió. La invención de la fotografía fue uno de los elementos definitorios en este sentido: si una máquina en pocos segundos consigue resultados más reales, verídicos y perfectos que los que un hombre logra tras enormes esfuerzos con pinceles y mezclas de pigmentos, ¿por qué no orientar semejante dedicación hacia otros planos de la representación?, tales como el acto mismo de observar y de pintar, las mil formas de percibir, el fenómeno único de los colores, la sugestión de cada forma, lo que cada una de ellas nos genera, etc. (Impresionismo, cubismo, expresionismo abstracto, constructivismo…)
 En tanto que el hombre pintor se siente libre de la representación exacta de las perspectivas, las dimensiones y todo lo preciso, y se valora más la inserción del sentimiento personal en el proceso creador, el fin del arte figurativo produce un cambio revolucionario y liberador.
 Y respecto a su filosofía de gestación, la fotografía se toma y la pintura se hace, se construye. Dijo Man Ray: " Nunca ha sido mi objetivo grabar mis sueños, solo la determinación de realizarlos. Pinto lo que no puede ser fotografiado, aquello que procede de la imaginación, de los sueños o del inconsciente. Fotografío las cosas que no quiero pintar, las cosas que tienen una existencia en ese momento."
 Y Cartier Bresson: “La fotografía es la acción inmediata; el dibujo es la meditación. Aquella es el impulso espontáneo de una atención visual perpetua; capta el instante y su eternidad.
En este, el trazo elabora lo que nuestra conciencia pudo captar de ese instante. Al dibujar, disponemos de un tiempo; no así cuando fotografiamos”.
 Desde mi punto de vista, no deja de ser una deriva en cierta forma natural que convierte al fotógrafo creador de buscador del “instante decisivo” a buscador del “instante reflexivo”.


© del texto: Rogelio Romero.

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